Reclamaciones por reacciones adversas a los medicamentos
El “Center for Medical Statistics, Informatics, and Intelligent Systems” de la Facultad de Medicina de Viena, ha realizado un importante estudio, sobre las potenciales interacciones entre genes-fármacos y fármacos-fármacos. La publicación, lleva por título: Interactions in Pharmacogenomics Decision Support: An Analysis Based on Austrian Claims Data.
El trabajo se efectuó, a consecuencia de las reclamaciones a las compañías aseguradoras de salud, de Austria.
Revisaron las prescripciones de medicamentos de 1.587.829 asegurados de las cuatro compañías de seguros de salud más importantes de Austria, en los que se prescribieron a este colectivo, un total 393.476.104 medicamentos.
El estudio, se basó en las siguientes premisas: Seleccionaron 14 genes, que codificaban enzimas o trasportadores involucrados en el metabolismo de fármacos. Seleccionaron también 65 fármacos para los que ya hay guías de prescripción o publicaciones muy solventes, basadas en datos farmacogenéticos. A su vez, de unas tablas básicas de interacciones entre medicamentos, seleccionaron 157 fármacos, que se conoce son inhibidores de enzimas que metabolizan medicamentos, y 36 que son inductores.
Configuraron una base de datos y la cruzaron con todas las prescripciones de medicamentos realizadas. Buscaron únicamente coincidencia por parejas de datos. No de todo el conjunto de posibles genes o fármacos, y obviando además, los hábitos de vida de cada paciente. Datos que hubiera contemplado un buen software de Farmacogenética, para un informe completo.
Encontraron que de 928.309 pacientes (58.8% de la población estudiada que les habían prescrito medicamentos) tenía por lo menos una posible interacción, por fármaco-genes o por fármaco-fármaco. De ellas 232.398 eran importantes, que pudieron desencadenar un efecto adverso grave.
Su resumen es muy claro: Una de cada cuatro personas toma un medicamento que se metaboliza a través de una enzima, cuya actividad viene regulada por un gen (las involucradas en Farmacogenética). Si a esta persona, se le prescribe también otro fármaco, que es inhibidor o inductor de dicha enzima, puede producirle efectos tóxicos si no se modifica la dosis (si el fármaco es inhibidor), o no hacerle efecto el tratamiento (fracaso terapéutico, si el fármaco es inductor).
Sin tener en cuenta que en el trabajo, no incorporaron las interacciones producidas por las diversas variantes genéticas de los pacientes.
Los fármacos más afectados fueron los que se metabolizan por la enzima CYP2D6. Por esta enzima se metabolizan casi un 20% de los fármacos, con metabolización hepática. Entre otros muchos, se metabolizan por esta enzima la mayoría de antipsicóticos, antidepresivos y analgésicos.
Por ejemplo encontraron, 1.808 prescripciones con paroxetina y tramadol, que originan el síndrome serotoninérgico. 5.863 de simvastatina y claritromicina (miopatía por estatinas). 4.253 de omeprazol y citaloproam (el omeprazol aumenta citalopram y alarga el QT, con riesgo de arritmia)…., y muchas más.
Pero como los autores citan, el trabajo es importante pero limitado. Reconocen que se basa únicamente en 14 genes y 65 fármacos, 157 inhibidores y 36 inductores, además las interacciones se hicieron únicamente por parejas, no “todos contra todos”.
Un buen software de Farmacogenética, cruza los datos de más de 300 marcadores genéticos, y por lo menos con más de 1.500 principios activos, que pueden ser sustratos, inhibidores o inductores.
Se cruzan los datos de “todos contra todos”, con los que se puede obtener, mucho más de un millón de posibles combinaciones.
Revisar las interacciones entre medicamentos, debiera ser obligación moral de los médicos al prescribir, considerando a su vez, el conjunto de la medicación del paciente (prescrita por otros médicos o por auto prescripción).
Aplicar la Farmacogenética tiene un coste mínimo relativo para el paciente, ya que es una prueba para toda la vida.
La Seguridad Social no lo financia, como tampoco entra en los petitorios de las aseguradoras privadas, lo consideran “Medicina Preventiva”. Sin embargo, considero debiera ser obligado informar y advertir al paciente. No hacerlo, no sólo puede ser causa de una reclamación, sino que se priva al paciente de una información, que puede condicionar su salud.
Dr. Juan Sabater-Tobella
European Specialist in Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (EC4)
Member of the Pharmacogenomics Research Network
Presidente de EUGENOMIC®
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