
Obesidad, estatinas y diabetes
Trabajo en la revista The Lancet (Swerdlow D. et al), demuestra a nivel molecular el mecanismo por el que las estatinas aumentan el riesgo de aumento de peso y de diabetes tipo 2.
Trabajo en la revista The Lancet (Swerdlow D. et al), demuestra a nivel molecular el mecanismo por el que las estatinas aumentan el riesgo de aumento de peso y de diabetes tipo 2.
Cada día es más frecuente el uso de anti-inflamatorios no esteroideos (AINEs), y casi me atrevería a decir, que se hace un abuso de los mismos, y sin querer alarmar, un uso prolongado puede producir diversos efectos adversos.
La experiencia clínica y muchas publicaciones, relacionan la obesidad en mujeres con un mayor riesgo de cáncer de mama.
Sabemos que la cafeína rebaja la sensibilidad a la insulina y por tanto puede inducir a diabetes, hay trabajos contradictorios al respecto. La farmacogenética ha permitido al grupo del Prof. Mos de la Universidad de Padova aclarar el tema, a través de su estudio HARVEST presentado en el recién celebrado Congreso Internacional de Cardiología en Barcelona.
El metabolismo tanto de la warfarina como del acenocumarol depende de dos enzimas que condicionan la velocidad con la que se elimina el fármaco (CYP2C9) y su acción de inhibición de la vitamina K (VKORC1). Se conocen polimorfismos de los respectivos genes (gen CYP2C9 y gen VKORC1) que modifican la actividad de estas enzimas y de acuerdo con los fenotipos, se puede personalizar la dosis según los genes de cada paciente.
Saber que si se inicia un tratamiento con estatinas y a los pocos meses, se tiene pérdida de memoria inmediata: “¿dónde he dejado las gafas..? No recuerdo donde he dejado las llaves...”, se piense que pueden ser debido a las estatinas.
Los telómeros cortos se asocian a tener más riesgo de determinadas patologías, por lo tanto vale la pena conocer la longitud de nuestros telómeros y si están por debajo de la media de nuestra edad, deben establecerse hábitos de vida o complementos nutricionales que estimulen la telomerasa que evita el estrés oxidativo, causante de su acortamiento.
Ya se sabe y está en todos los protocolos que, cuando a un paciente se le coloca un stent, hay que darle de inmediato un antiagregante de las plaquetas para evitar trombosis, y el más utilizado suele ser el clopidogrel (Plavix®) con o sin Aspirina® asociada.
Dentro del grupo terapéutico llamado “Nuevos Anticoagulantes” está el Dabigatran (Pradaxa®) del que últimamente se conocen numerosos estudios. Desde hace años, clásicamente, los anticoagulantes más utilizados son los antivitamina K, el Acenocumarol (Sintrom®) y la Warfarina.
El tamoxifeno es uno de los fármacos más utilizados para el tratamiento del cáncer de mama. Es conocido, y los hemos ya expuesto anteriormente en diversos artículos de nuestro blog, que el tratamiento con anticonceptivos orales y el tratamiento hormonal en la menopausia, aumentan el riesgo de trombosis en mujeres con determinados polimorfismos genéticos.
Es frecuente asociar problemas cardiovasculares con patología masculina y la patología femenina se relaciona preferentemente con cáncer de mama, problemas hormonales, osteoporosis…, pero en los “tópicos” no entra la patología cardiovascular.
La mayor mortalidad y morbilidad de los países desarrollados radica en la patología cardiovascular. A la hora de plantear medidas preventivas cambiando hábitos de vida y /o complementado con tratamiento farmacológico, surge la duda de qué hacer, ¿ser o no ser “agresivo”, para evitar males en el futuro?