Tratamiento con opioides

En un blog reciente, titulado «El tratamiento del dolor», publicado en enero de 2015, comentábamos la preocupación que hay en USA por el gran aumento del consumo de opioides ya que las muertes a causa de opioides prescritos, triplica el número de muertes por consumo de cocaína y heroína juntas. Es por ello que se propone, que algunos de los opioides más usados, pasen al grupo de estupefacientes.
Recientemente la American Academy for Neurology (AAN), ha publicado un Position Paper (posicionamiento) sobre los opioides en el tratamiento del dolor.
Dice taxativamente que, aparte de los casos de cáncer, el tratamiento del dolor con opioides, ha de ser únicamente para casos agudos puntuales, y en ningún caso se ha de prolongar el tratamiento de forma crónica, ya que se cae en un riesgo muy alto de dependencia y adicción, con gran cantidad de efectos adversos, resaltando como factor más importante, la depresión respiratoria (causa principal de muerte por opioides), cuyo riesgo aumenta con dosis altas, o con otros medicamentos del conjunto de la medicación que inhiban la enzima CYP2D6, principal vía de eliminación de la mayoría de opiáceos, provocando un efecto de sobredosis real, a pesar de que la dosis sea teóricamente correcta.
Recordamos que la mayoría de opioides que se prescriben normalmente tienen una potencia superior a la morfina. A título de resumen y tomando como referencia el efecto de 30 mg de morfina, se alcanza el equivalente a esta dosis, con 7.5 mg de hidromorfona, con 10 mg de oximorfona, con 12.5 mg de fentanilo transdérmico, con 20 mg de oxicodona, con 30 mg de hidorcodona (igual de potente que la morfina), o con 200 mg de codeína (la codeína es la menos potente). Es decir, algunos de los fármacos más habituales, son más potentes que la morfina.
El posicionamiento de la AAN recomienda que la prescripción de opiodes, sea descartada en atención primaria, que debieran utilizarse analgésicos no opioides, y éstos reservarlos para un segundo nivel. Conviene tener en cuenta también, que uno de los efectos secundarios de los opioides es el estreñimiento, lo que puede causar serios problemas de salud si se toman de forma habitual.
En resumen, la prescripción de opioides debería en todo caso hacerse siempre acompañada del estudio previo del genotipo del gen CYP2D6 (o el que corresponda según los fármacos a prescribir), para ajustar la dosis al genotipo, ya que el 10% de la población prácticamente no los eliminará y serán los que a pesar de tomar una dosis “correcta según protocolo” tendrán una alta probabilidad de hacer un paro respiratorio por sobredosis, y un 20% de la población sólo eliminará el 50% de la dosis, y por tanto tendrán un alto riesgo en tratamientos crónicos.
También es preciso comprobar en una base de datos de interacciones de medicamentos los efectos que sobre los opioides que pueda tener el resto de la medicación.
Dr. Juan Sabater-Tobella
European Specialist in Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (EC4)
Member of the Pharmacogenomics Research Network
Presidente de EUGENOMIC®
Artículos referenciados:
• Opioids for chronic noncancer pain. A position paper of the American Academy of Neurology
Artículos relacionados:
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• Abuso de opioides contra el dolor
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