Depresión y riesgo de parkinson

La semana pasada nos referíamos a un importante estudio, que relacionaba un estado depresivo mantenido durante 2-4 años podía producir un importante aumento del riesgo a padecer un accidente cerebrovascular (infarto cerebral o hemorragia cerebral). Vamos a comentar otro trabajo que relaciona la depresión con un aumento a desarrollar la enfermedad de Parkinson.
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno de descoordinación de movimientos cuya causa es el descenso de la síntesis de un neurotransmisor cerebral, la dopamina, y que suele aparecer a partir de los 60 años. Las características más importantes de la enfermedad son: temblor en las manos, brazos, piernas, mandíbula y la cara; rigidez en los brazos, piernas y tronco; lentitud de los movimientos, problemas de equilibrio y coordinación. Aunque hay medicamentos que mejoran los niveles de dopamina cerebral, la enfermedad se frena pero no se evita.
Una vez más nos referimos a estudios realizados gracias a la informatización del sistema de salud de Suecia. (Gustafsson H et al. Depression and subsequent risk of Parkinson disease. A nationwide cohort study. Neurology® 2015; 84:1–8.) Se estudiaron los registros clínicos de 3.3 millones de personas, entre los que había más de 140.000 casos de depresión de larga duración, y se seleccionaron para el estudio un grupo de 582.631 personas (61% mujeres) con un seguimiento medio de 6.8 años. En este período 3.260 desarrollaron la EP. El riesgo de padecer la EP fue 3.46 veces más frecuente en los que tuvieron que ser ingresados para el tratamiento de la depresión, en relación a los pacientes depresivos que pudieron ser controlados de forma ambulatoria.
No podemos en esta nota de blog, entrar en discusiones de los mecanismos que pueden relacionar depresión-EP, pero ante estos datos que merecen credibilidad, hay que ir sumando patologías muy importantes que acontecen con más frecuencia en personas que han tenido una depresión severa.
Una vez más recordamos que la depresión es de las patologías en las que hay más fracasos terapéuticos (35-40%) a pesar de la gran variedad de fármacos que en la actualidad se dispone para su tratamiento. El principal problema es que la mayoría de fármacos antidepresivos se metabolizan a través de enzimas hepáticas (CYP) que presentan muchos polimorfismos en los genes que las codifican y por tanto hay una gran variabilidad de respuesta a nivel individual, desde fallo terapéutico hasta efectos tóxicos, y además muchas interacciones potenciales con la comedicación.
La Farmacogenética es una herramienta, casi me atrevo a decir, imprescindible para una correcta medicación de pacientes psiquiátricos, con el fin de aplicar un tratamiento personalizado y evitar fracasos terapéuticos.
Dr. Juan Sabater-Tobella
European Specialist in Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (EC4)
Member of the Pharmacogenomics Research Network
Presidente de EUGENOMIC®
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