Píldora anti-HIV

La mal llamada “píldora anti-SIDA”, ha provocado un gran revuelo en los medios y se ha manifestado con unas exigencias, por parte de determinados colectivos, pidiendo ya su aplicación inmediata.
La noticia se ha divulgado de forma sorprendente y sensacionalista, con una absoluta ignorancia de lo que hay científicamente detrás.
Voy a intentar de forma sencilla exponer algo intrínsecamente complicado. Una comparación simplista sería algo así: Si algunas veces tenemos dolor de cabeza y se nos pasa el dolor con una Aspirina®, si tomáramos Aspirina® todos los días, nunca tendríamos dolor de cabeza. Suposición del tema que nos ocupa: Si a una persona infectada por HIV, le prescriben fármacos antirretrovirales para tratar la enfermedad, si siempre tomara antirretrovirales no tendría nunca SIDA, aunque tenga relaciones sexuales con personas infectadas.
Un laboratorio farmacéutico, en su legítimo derecho de encontrar más mercado a uno de sus productos, inició unos estudios para verificar las recaídas de pacientes tratados. Investigó, qué concentraciones del fármaco había en plasma y en células mononucleadas de la sangre, en relación a los que no recaían. Ensayaron el alcance entre personas homosexuales, que es el colectivo de más riesgo. También estudiaron el efecto que las concentraciones “protectoras” de una recaída tenían sobre el riesgo de infección por contagio. Las conclusiones se publicaron en un detallado trabajo.
A la vista de estos resultados, la FDA en marzo de 2016, aceptó que la farmacéutica modificara el folleto del medicamento, con una nueva aplicación del mismo y concretamente en el punto 2.2., se permitió añadir: “Profilaxis pre-exposición. Una tableta de 200/300mg al día tomada fuera de las comidas”. Inmediatamente, cuando a los medios españoles les llegó la noticia, algunos la bautizaron como “píldora anti-SIDA” y se armó la exigencia del “tenemos derecho a píldora para todos ya, y gratis”.
Como el hallazgo farmacológico es interesante. Puede ser útil en casos concretos y situaciones concretas. No hay espacio en este blog para comentarlas.
Como tratamiento profiláctico generalizado, no lo ha aceptado de momento ni la FDA ni la EMA, expongo el primer “pero” a tener en cuenta:
Todos los medicamentos tienen efectos secundarios.
Me remito a lo que dice el folleto del medicamento. Merece la pena leerlo.
Justo debajo del nombre, y en letras mayúsculas encuadradas en un marco negro, indica el folleto. ATENCIÓN: Riesgo de acidosis láctica, severa hepatomegalia con esteatosis (hígado graso), después del tratamiento exacerbación de la hepatitis B, y riesgo de que se produzca resistencia al fármaco. Más adelante y en letra minúscula dice, entre otras advertencias: ya se han detectado muchos casos de muerte por estas causas.
También el punto 5.3., indica: como principalmente se elimina por la orina, hay un elevado riesgo de fallo renal agudo, derivado en muerte.
En el punto 5.5, informa que con el tratamiento prolongado hay una importante desmineralización de los huesos, produciendo osteomalacia y al mismo tiempo lesiones en los túbulos renales que agravan el riesgo de fallo renal.
Entre las reacciones adversas manifestadas entre los pacientes durante el ensayo, en más de un 10% se presentaron, diarrea, náuseas, fatiga, dolor de cabeza, mareos, depresión, insomnio, pesadillas en el sueño y lesiones cutáneas.
Advierte también, que como profilaxis debe ir asociado a “prácticas seguras del sexo”. Aquí podríamos añadir: si ya se toman prácticas seguras, quizás ya no hace falta el medicamento con sus múltiples e importantes riesgos, entre ellos riesgo de muerte.
Después de todo esto, me pregunto ¿Hay que exigir ya para todos “la píldora preventiva”?
Otro tema, el económico. Un español residente en Cataluña recibe de la Hacienda Española 1.158€ al año, para toda su asistencia sanitaria. Esta “píldora preventiva” cuesta al mes 502,99€.
Si debido a la deficiente financiación hay unas listas de espera de meses para determinadas operaciones: cataratas, artrosis de rodilla o cadera, hiperplasias de próstata, y muchas otras que incapacitan al que lo sufre, pregunto ¿Tenemos que destinar una gran parte del dinero que llega, a esta píldora preventiva?, cuando existen desde tiempo inmemorial los preservativos, como dice el folleto de la FDA, para mantener “prácticas seguras del sexo”.
Que sigan las investigaciones sobre este importante avance, pero ante todo, que haya criterio, prudencia y rigor científico a la hora de dar a conocer y en su caso aplicar las conclusiones.
Dr. Juan Sabater-Tobella
European Specialist in Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (EC4)
Member of the Pharmacogenomics Research Network
Presidente de Eugenomic®
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