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Cuidado de la salud emocional a través de la genética
Cuidado de la salud emocional a través de la genética
La estabilidad emocional genera un estado psicológico positivo en el que una persona es capaz de utilizar de forma adecuada sus capacidades cognitivas.
En esta formación conocerás las variantes genéticas relacionadas con la síntesis de los neurotransmisores, su acción, así como sus receptores a nivel cerebral que pueden contribuir en el bienestar emocional. El objetivo es poder ofrecer unas recomendaciones personalizadas para mejorar el bienestar mental y la salud emocional.

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Fechas
26 Mayo 2022
13:00 a 14:45h. GMT+1 -
Modalidad
Online y presencial
Aforo limitado -
Precio
Gratuito
MENTALgenes PERMITE ESTUDIAR LAS VARIANTES GENÉTICAS RELACIONADAS EN EL BIENESTAR EMOCIONAL
Contenido del curso
- Vulnerabilidad emocional
- Sistema de recompensa
- Insomnio y ritmo circadiano
La vulnerabilidad emocional se caracteriza por presentar una mayor sensibilidad frente a situaciones emocionales adversas que se manifiesta en forma de depresión, ansiedad, distimia, entre otros. La distimia es un tipo de depresión leve, crónica, continua y persistente que se caracteriza por síntomas leves de depresión, ansiedad, tristeza…
Existen variantes genéticas que permiten predecir la susceptibilidad a presentar una mayor o menor vulnerabilidad emocional.
La dopamina es un neurotransmisor que tiene importantes funciones en el cerebro. Juega un papel importante en los mecanismos de motivación, castigo, recompensa, gratificación sexual, sueño, carácter, atención, aprendizaje y memoria. Ciertas actividades y sustancias (como el chocolate, el alcohol o el tabaco) inducen la acción de la dopamina o estimulan su liberación en altas concentraciones, con el fin de producir sensaciones de placer.
Hay ciertas variantes genéticas que pueden alterar la acción de la dopamina dando lugar a modificaciones a ciertos patrones de comportamiento.
El insomnio es un trastorno del sueño frecuente. Puede ser agudo, cuando es de corta duración, o bien crónico si dura más de un mes.
Entre las causas más frecuentes se incluye el estrés, malos hábitos de sueño, ciertos medicamentos o el consumo de cafeína, tabaco o alcohol.
Por otro lado, los ritmos circadianos son los cambios que experimenta el organismo en un periodo de 24 horas. Estos procesos naturales responden, principalmente, al ciclo luz-oscuridad.
Existen variantes genéticas que pueden modular, por un lado, la conducta del sueño, y por el otro, incidir sobre este ritmo circadiano dando lugar a personas con una tendencia más diurna y otras más nocturna.



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