Tratamiento con testosterona: nuevos datos

El perfil de los niveles de testosterona en el hombre alcanza un máximo alrededor de los treinta años. A partir de esta edad empieza un lento pero continuo declive hasta la senectud.
Desde hace años venimos siguiendo publicaciones sobre el tratamiento hormonal de reemplazo (THR) con testosterona, en la andropenia masculina.
A diferencia de la menopausia en la mujer, se debe hablar de “andropenia”, y no de “adropausia”, ya que el hombre no tiene una caída brusca (“pausa”) de testosterona.
Por otro lado, hay controversia sobre quien dice que el THR produce más riesgo de cáncer de próstata, hecho no demostrado. Uno de los mecanismos del tratamiento del cáncer de próstata es con antiandrógenos, pero esto es en los casos que ya se ha detectado el cáncer.
Recientemente han aparecido tres publicaciones sobre el THR con testosterona. Paso a comentarlos.
- El primer trabajo relaciona el THR con testosterona y la función sexual.
Revisa meta-análisis y concluye que el tratamiento con testosterona no mejora la disfunción eréctil. Ya se sabía, pero lo confirma. La testosterona aumenta la libido, pero no influye en la disfunción eréctil, más ligada a causas vasculares y nerviosas.
También se ha postulado que el THR aumenta el riesgo de trombosis principalmente en los primeros seis meses de su inicio. Puede presentarse en hombres con trombofilia, es decir con riesgo genético de trombosis.
Por tanto, antes de recomendar un THR se deben analizar los polimorfismos del factor V (Factor V de Leiden) y del Factor II (gen de la protrombina). Estos polimorfismos, deben solicitarse también en las mujeres, antes de prescribir el Tratamiento Hormonal de Reemplazo (THR) con estradiol y progesterona.
- Otro trabajo revisa los niveles bajos de testosterona y obesidad, con el riesgo de muerte.
Se analizaron los niveles de testosterona en sangre y la adiposidad (peso, IMC, diámetro abdominal) en 948 hombres mayores de 20 años, que formaban parte del amplio estudio NANHES (Programa diseñado para evaluar la salud y nutrición de adultos y niños). Ninguno tenía una patología diagnosticada, es decir médicamente con ausencia de enfermedad.
A los 10 años de iniciado el estudio, 142 habían fallecido. Se consideró deficiencia de testosterona niveles en suero inferiores a 350 ng/dl.
Los que tenían déficit, tuvieron 2.6 veces más muertes (OR = 2.6) en relación a los de niveles normales. El diámetro abdominal por sí solo no causó efecto, pero si coincidía con niveles bajos de testosterona, el riesgo de muerte avanzada aumentaba a un OR = 3.30.
- El tercer estudio, efectuado con voluntarios, relaciona de forma experimental, el efecto de la testosterona sobre el porcentaje de masa grasa y masa magra.
El estudio se hizo con 48 hombres voluntarios, entre 35-55 años. Todos ellos sin enfermedades conocidas, no obesos y niveles normales de testosterona y otros datos condicionantes de salud.
Se les “castró” bioquímicamente inyectándoles un antagonista de la GnRH (hormona liberadora de gonadotropina).
Se hicieron varios grupos: Sin recibir ningún tratamiento. Tratados con testosterona por vía transdérmica a diferentes concentraciones.
La conclusión final fue: La aplicación de testosterona, eleva los niveles de testosterona en suero, aumenta la masa magra y disminuye la masa grasa. Sin embargo no influye sobre los niveles de glucemia.
En resumen, la administración de testosterona en hombres con hipogonadismo, mejora la libido pero no la disfunción eréctil. Se asocia con menor riesgo de muerte, aumento de la masa magra y descenso de la masa grasa.
En la andropenia hay que actuar para mantener la testosterona a niveles superiores a 350ng/ml. Pero no debe prescribirse inicialmente testosterona en hombres todavía jóvenes.
En la década de los 50-60, lo indicado es dar inhibidores de la aromatasa (mantener el ratio testosterona / estrógenos). A partir de los 60 estimular las gónadas con GnRH. Y cuando ya no se consigue, es cuando hay que dar testosterona, y mejor por vía transdérmica.
La andropenia debe normalizarse en las diferentes edades, pero prescribir testosterona ha de ser el último recurso.
Dr. Juan Sabater-Tobella
European Specialist in Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (EC4).
Member of the Pharmacogenomics Research Network.
Member of the International Society of Pharmacogenomics and Outcomes Research
International Delegate of the World Society of Anti-Aging Medicine.
Presidente de EUGENOMIC®
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